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Fin de curso 2015


Siguiendo la tradición de tantos años, el 13 de junio celebramos todos juntos la Fiesta de Fin de Curso tan esperada por alumnos y padres como colofón del curso académico y preludio del verano. Es el momento de hacer balance y disfrutar del último momento juntos para toda la Comunidad Educativa.

Como siempre también, las celebraciones empezaron el sábado por la mañana con las actividades extraescolares. En ellas, nuestros hijos dieron lo mejor de sí mismos y nos mostraron a todos el trabajo realizado durante todo el año por sus monitores y entrenadores, arrancando no pocos aplausos del numero- so público congregado para la ocasión.

Y por la tarde, como no, el patio del colegio se llenó de gente para celebrar nuestra Fiesta Grande, que no defraudó a nadie. Los más peques (y otros que no tanto) tuvieron sus hinchables, con los que disfruta- ron como enanos bajo la atenta mirada de sus padres y los voluntarios que cuidaron en todo momento que las actividades discurriesen de forma segura y eficiente. Los alumnos también pudieron disfrutar en grande en las casetas de actividades montadas y atendidas por los miembros de la Fundación Spinola, que también vendieron camisetas y sudaderas que causaron furor y que contribuyeron al sostenimiento de su esfuerzo solidario. Los padres tuvimos la ocasión de pasar un buen rato en Comunidad intercambiando impresiones sobre el curso recién pasado y el que iba a venir, conversando de manera animada y en el mejor ambiente.

No faltó tampoco, por supuesto, la consabida Eucaristía, el momento de la unión nuestra Comunidad Spinola. Tras la reflexión y celebración religiosa, de vuelta al patio, la fiesta siguió con más emociones y música, para que los ánimos y el ambiente no decayesen en ningún momento, si eso fuese posible en un marco tan entregado y dispuesto.

Pudimos disfrutar del tradicional bar de APA a lo largo de todo el evento, para refrescarnos en un día que se esperaba caluroso y llenar el estómago a medida que pasaban las horas. Hamburguesas, perritos y bocadillos no paraban de salir de la cocina que funcionó a toda máquina para servir el elevado número de peticiones, sobrepasando como siempre nuestras mejores expectativas.

Pero como todo llega a su fin, cuando ya hacía rato que había caído la noche, nos preparamos para el momento mágico de los fuegos artificiales, uno de los más esperados, sino el que más, que nos ayudó a despedirnos de manera espectacular y a afrontar ya con nostalgia el verano en el que cargaremos pilas para volver en septiembre con energías renovadas.

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